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El "Ahorita"



Dentro de las excusas mexicanas (desconozco si en España, Colombia u otros países de habla hispana) el Ahorita se ha convertido ya no solo en excusa sino en costumbre, en herramienta, el ahorita es “en un ratito” y si hablamos de ahoritita probablemente ya nos tronaron los dedos para que le apuremos o bien ya vamos tarde a algún compromiso.


Esta palabra alivia la tensión, nos saca de apuros, pero hemos exagerado tanto su uso que simplemente ha terminado por perder su significado, ya no se puede cuantificar el ahorita, quienes abusan de éste término pierden credibilidad, y quienes los conocen saben que un ahorita puede significar dentro de una hora, una semana, un mes, un año o nunca.

¿Te resulta familiar la siguiente situación?


“¡Ahorita en este momento se me van a bañar! ¿Entendieron?” dice la madre a sus hijos, luego “Si mamá, ahorita vamos” y siguen viendo la televisión. Después de un rato la señora los encuentra en donde mismo y explota “¡¿Qué no les dije ahorita que se metieran a bañar?!” y los niños asustados intentan librarse de la reprimenda “Si mamá pues te dijimos que ahorita”. La madre sabe cómo hacerlos obedecer “Si, eso dijeron pero ya pasó media hora, miren niños, ya me habló su papá que ahorita viene, así es que báñense a la de ya”.


Ejemplos como el anterior seguramente los hay por montones, y es que como “ahorita” no es cuantificable, una cosa es lo que entiende el emisor y otra el receptor, el emisor puede estar pensando al decir ahorita: no me molestes, no me voy a mover de aquí. Mientras que el receptor interpreta ese ahorita como un “en 5 minutos lo hago”.


Llega el oficial de vialidad (conocidos como tránsitos) a la ventanilla de un conductor despreocupado “Oiga joven, ahorita no se puede parar aquí porque están haciendo reparaciones” y el joven hace el primer intento para librarse “Ahorita me muevo luego luego”, pero el agente insiste “No joven es que si necesito que se mueva ahorita mismo” y el joven termina por convencerlo “No sea malo, ahorita vuelve mi mamá de la tienda”.



El “Ahorita” y el “Ahí voy” van de la mano como las excusas mexicanas por excelencia, ambos pueden sacarte de problemas, pueden darte un respiro, pero también son un arma de doble filo, al usarlas en exceso con toda seguridad se perderá credibilidad ¿y por qué no?, ¿por qué alguien habría de confiar en alguien al cual sus “ahoritas” son después de mucho tiempo?.


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