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Mi ex-jefe y el trabajo al que renuncié me estaban matando.


Por endes del destino fui a parar en una empresa que mantendré en el anonimato así como su giro y hasta su ubicación, ¿para qué quiero problemas? Digamos que la compañía se llama Freon Art (un anagrama de su verdadero nombre), fui contratado como encargado de mercadotecnia ya que el jefe anteriormente hacia los diseños de la empresa en Power Point, si, en Power Point.

El primer mes fue miel sobre hojuelas, yo estaba contento, ellos estaban contentos y me sentía motivado a demostrarles que habían tomado una buena decisión al contratarme, como quien dice; le echaba todos los kilos.



Mi jefe desde el principio me explicó cómo se manejaban las cosas ahí: "La empresa es de mis papás, pero yo la manejo, entonces, ellos son tus jefes, pero yo también, ¡ah! Y mi primo también es tu jefe", (eso ultimo no es exageración, sí fue así). Entonces yo lo bauticé como "el Junior", ¿por qué? Porque es una de esas personas que cuando vinieron al mundo ya tenían la vida solucionada, sus papás ya eran millonarios y no pueden evitar posicionarse por encima de ti con sus comentarios y su forma de dirigirse.

Tan pronto como agarró confianza, al Junior comenzó a hacersele muy fácil disponer de mi tiempo sin preguntar, como si yo hubiera nacido para servirle, "la próxima semana vas a estar saliendo a tales horas", y a mi se me atoraba en la lengua un "¡ah chingado!, ¿y a ti quién te dijo que estoy disponible a esas horas?", comenzó también a ver que tenía la capacidad para encargarme de muchas más cosas para las que inicialmente fui contratado y se colgó de ahí, naturalmente; yo comencé a aborrecerlo.



El Junior era un imbecilazo en toda la extensión de la palabra... Corrección; es un imbecilazo.
Fui notando que tan pronto como llegaba ese cabrón a la oficina se me revolvía el estomago, comenzó a manifestarse físicamente en mi el repudio que sentía por su mera presencia; pesadez, dolores de cabeza, de espalda, dificultad para concentrarme, no se diga cuando llegaba a hablarme para que fuera a su oficina a una de sus amadas y recurrentes reuniones, ¡le encantaba llamar a la gente a reuniones! Y generalmente eran para encargar más trabajo, si, más trabajo por el mismo sueldo y por un feedback muy miserable, acciones que solo aumentaban en mi la certeza de que yo estaba inyectándole valor a la empresa por muy poco a cambio, cada diseño que hacía, cada poster, cada flyer, cada mantenimiento a la pagina web, todo eso hacía que la empresa valiera mas, que atrajera más clientes, que vendiera más.

Con el paso de los meses mis tareas fueron aumentando, ya no era solo el encargado de la mercadotecnia, de hecho, comencé a pasar más tiempo viendo una pantalla de Excel que la de Photoshop, y en mi cayeron responsabilidades del tipo "ni pienses faltar un sábado por que eres el encargado de entregar los resultados de venta de la semana".



Para cortar el lloriqueo y no extender más esto simplemente diré que hasta al médico fui a parar, la ansiedad me consumía, no dormía bien por las noches, a veces soñaba que estaba trabajando, avanzandole a los pendientes, ¿cuál descanso había en eso?, ¿qué vida hay en eso? Está de la chingada sentir a cada rato que ya te vas a morir por que no sabes qué te está pasando.
Ya tenía en mente renunciar desde hacía mucho tiempo, y mucha gente me decía "no renuncies hasta que ya tengas algo seguro", pero ¿cómo carajos?, ¿cómo asegurar algo si mi trabajo consumía la mayor parte de mi día? Ese tiempo que podía emplear buscando mejores oportunidades, tocando puertas, preguntando aquí y allá o hasta iniciando mi propio negocio, todo ese tiempo se lo estaba llevando mi trabajo miserable y el miserable de mi jefe.

Hasta que un día en Instagram vi una imagen que me cayó como un baldazo de agua fría:




Traducción: Renuncia a tu trabajo de mierda por que siempre puedes conseguir otro. ¿De quién estás esperando el permiso? #VasAMorir


La imagen no me abrió los ojos, siempre he estado muy consciente de que todos vamos a morir, de que hoy puede ser el último día, la imagen sirvió como recordatorio de eso precisamente, ¿qué carajos estoy haciendo aquí, regalandoles vida a estos imbéciles?


Entonces... ¿qué pasó al final?


Amigos y familiares me decían que me animara a pedir un aumento, pero un aumento no valía el estar aguantando al Junior, que pena que nunca surgió de ellos, mala retención del talento, así que simplemente puse acción a las palabras, no iba a llegar a ningún lado quejándome con todo el mundo de que mi jefe era un idiota, que disponía de mi tiempo más de la cuenta, que me mandaba mensajes hasta los domingos y un largo etcétera, así que en la medida de lo posible comencé a aplicar en otros lugares, empresas que la gente me recomendaba con buen ambiente laboral, con políticas de aumento de sueldo cada determinados meses, entre otras cosas. Siempre lo he dicho, un trabajo no va a llegar por si solito a las puertas de tu casa, hay que salir a buscarlo, así que salí, busqué y encontré.

El cambió mejoró mi salud.


Fui contratado en otro lugar con un ambiente completamente diferente, con políticas menos explotadoras y que dan más pie al crecimiento personal. Desde el momento en que supe que ya no tendría que ver más la cara del Junior me sentí tan bien que hasta incluso mi insomnio desapareció.

Ahora, no estoy incitando a nadie a que le valga madre, vaya y se plante de frente a su jefe y le diga que ahí está su puesto y se vaya al carajo, pero si alguien se siente identificado con los malestares físicos que comienzan a manifestarse por estar en un lugar que no nos motiva en lo más mínimo, entonces, a riesgo de soltar un consejo no solicitado, simplemente diré que recomiendo ampliamente el buscarle, nadie tiene por que estar aguantando gente nefasta y estar estancado en donde no se nos valora.



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